Relatos de la semana, palabras del día
Poemas comprometidos, misterios, recuerdos, excusas, búsquedas... Recuerdo el modus operandi: un algoritmo elige diariamente una palabra concreta que aparece destacada en la web del Diccionario de la RAE y yo, ávido de retos sin sentido, me saco de la manga un relato utilizando las 7 palabras de cada semana.
Si quieres, échales un vistazo a los relatos anteriores. Aquí vienen las 4 historias del mes de febrero.
06/02/19
Palabras del día: consigo, desfibrilador, xifoides, santabárbara, propósito, órale, inefable
Mucho más triste que el pobre
dejará este mundo el rico
porque todas sus riquezas
no puede llevarlas consigo.
Quisiera contarles algo
a propósito del rico:
dejen al dios inefable,
que él es caudillo divino.
Órale, mi compadrito,
bien sabemos la verdad.
Del riñón a la xifoides
el patrón nos va a estrujar.
Santabárbara explosiva
los pobres del mundo son.
No se salvará el injusto
ni con desfibrilador.

13/02/19
Palabras del día: fatuo, extramuros, audiología, cotejar (imperativo), agur, bifurcarse (presente de indicativo), areopagita
Sigue atentamente las siguientes instrucciones y saldarás tu deuda con el grupo. Si notas algo raro, aborta la misión. Si alguien te sigue, aborta la misión. Si los augurios del fuego fatuo no son propicios, aborta la misión.
Aparenta normalidad. Volveremos a contactarte a su debido tiempo.
1. Toma el camino del Norte hasta que se bifurca a la altura del antiguo cuartel.
2. Coteja un pequeño cúmulo de piedras a la vera del cruce. Entre ellas, encontrarás una negra, esférica y pulida. Llévala contigo.
3. Vuelve sobre tus pasos y dirígete a la capilla extramuros de la ciudad. Deja la piedra negra justo enfrente de un viejo banco al que faltan exactamente 2 listones de madera y cruza la calle para sentarte en él.
4. Al cabo de un tiempo, una persona se sentará a tu lado. 3 minutos después se marchará dejando en el banco un papel. Memoriza la calle escrita en él y quémalo con discreción.
5. En esa calle hay una tienda especializada en óptica y audiología. Entra y si hay más clientes en ese momento, espera a que se marchen.
6. Atenderá el mostrador un hombre con un clavel blanco en el ojal de su chaqueta. Háblale y solo a él. Pronuncia esta contraseña: “Agur, gris areopagita”.
7. Guarda lo que el hombre te entregue y aguarda en un lugar seguro nuestra llamada.
Destruye esta nota tras leerla.
20/02/19
Palabras del día: ennoviarse, calendarizar (pretérito imperfecto de indicativo), kílim, compostar (sustantivada), efélides, tetramorfos, empoderar
Siempre decía que 4 cabezas pensaban mejor que una, refiriéndose al tetramorfos, a los 4 evangelistas. Vamos, que constantemente te mandaba a leer el Nuevo Testamento, hasta para los más pequeños dilemas, así se ahorraba el esfuerzo de pensar una solución. “Hijito, 4 cabezas…” A veces ni terminaba la frase. Si le hubiésemos hecho caso cada vez que lo decía, aún tendríamos la cabeza metida entre las hojas.
Es como si lo tuviera delante, sentado en su butaca: su cara rubicunda, llena de efélides, la sotana raída, el sempiterno kílim bajo los pies, recuerdo de su breve estancia en Oriente (no hubo dinero para una alfombra).
Tenía consejos para todo, aunque no los pidieras y no crea que no insistía. Nada de ennoviarse, tras la primera mirada directos al altar, eso decía ese cura del demonio. Claro, se conoce que se ponía morado en los banquetes. Nada de fertilizantes, compostaje de toda la vida, ¡compostaje! (Le tenía inquina al comercial de productos agrícolas porque una vez le ganó al dominó, en su opinión con malas artes).
Ah, qué recuerdos. El muy ladino calendarizaba a conciencia las confesiones, no fuera a ser que viniera algún inoportuno a la hora de la siesta o el domingo por la tarde, durante la partida.
Y ni hablar de empoderarse. Hay que hacerse pequeñitos, pequeñitos. Hay que dejar sitio a Jesús, hay que menguar para que él crezca. Tenían que menguar solo los pobres, se entiende. Sus amigotes (el boticario, el médico, el conde, el alcalde) ni falta que les hacía empoderarse, que ya venían de su casa empoderados. Y en esas panzas tenían sitio de sobra para el Cristo y para todos los discípulos, incluido el traidor.
¿Que qué tiene que ver todo esto con el asesinato del corredor de apuestas el pasado viernes, inspector? ¡Tengo que ponerle en contexto! Deje que le explique, sí. Verá, allá por 1841, tras la desamortización de los bienes eclesiásticos…

27/02/19
Palabras del día: silabear (adjetivada), taiga, tricentenario, distender (presente de indicativo), ñandutí, ninguno, katiuska
Es evidente que nos engañaron. No estaba en la taiga canadiense. Dios quiera que al menos busquemos en el continente correcto.
En esta última década hemos cruzado el charco docenas de veces y sí, debe estar en América, no hay otra opción. Pero en las noches de insomnio, cuando los ojos se astillan de tanto mirar el techo, la duda resucita una y otra vez.
Ya se cumple el tricentenario de su desaparición y desde entonces no se ha dado con ninguna pista concluyente, ni una sola. Únicamente ha aparecido su nombre, con cuentagotas, en leyendas hiperbólicas sin pies ni cabeza, en la visión febril de ciertos moribundos o silabeado por la boca pastosa de los borrachos.
A pesar de todo, TIENE que estar ahí, en alguna parte. Escondida. Esperando. Mientras tanto, el entusiasmo se nos fue volviendo esperanza; la esperanza, tedio; el tedio, hartazgo y el hartazgo, costumbre. Ya no somos capaces de vivir sin buscar.
Delimitamos una zona siguiendo tenues sombras, ni siquiera evidencias, tenues sombras tal vez creadas por la obsesión, y rastreamos a conciencia. Desde los legajos olvidados de las bibliotecas al peinado de marismas calzados con katiuskas. Empezamos en la periferia e incansables vamos tejiendo la telaraña de círculos concéntricos metódicamente, como cosiendo ñandutí, hasta que cada lugar ha sido comprobado al detalle.
De nuevo el vacío, de nuevo el fracaso. Distendemos el hilo y busca nuestra aguja temblorosa otro lugar para volver a empezar.
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